Había tenido una sola dueña: Un depto de los años 40 en Monserrat, reformado por un clan ligado al diseño
“La gente que vive acá ama el edificio y la que ahora es nuestra casa estaba en excelentes condiciones”, explican sus felices dueños, Paula y Juan. La guardiana de este tesoro fue una mujer que nació y vivió aquí hasta los 80 años y no podría haberlo pasado a mejores manos, pues Paula (chef y socia fundadora de Casa Guerrero) pertenece a una familia de arquitectos y sus hermanos se pusieron inmediatamente a su disposición.
Junto al acceso, donde se destacan la puerta y el placard pintados de rojo, “el hall de la música” con un mueble hecho a medida para el antiguo combinado y un piano alemán. (Daniel Karp/)
Jorge y Eduardo Mazzinghi -del estudio Mazzinghi-Sánchez– acompañaron el proceso desde el principio, con Eduardo a la cabeza de las decisiones arquitectónicas y de diseño. Como suele suceder con las primeras casas, el presupuesto fue limitado, pero se compensó con el estado del departamento sumado a la experiencia de los arquitectos y el buen gusto de una familia amante del arte y del diseño.
Sofá de pana (Pola Home), lámpara colgante de luz difusa con pantalla de rafia (Iluminación Agüero). Los tableros y boiseries de madera dura se reciclaron cuidadosamente durante la obra. (Daniel Karp/)
Mesa de hecha a medida en petiribí y mármol de Carrara y sillas ‘Cross Wood’ con patas de madera. El parquet estaba sano, aunque oscurecido por los años. Recuperó color y brillo con pulido y laqueado. (Daniel Karp/)
El comedor
Antigua carpeta, herencia familiar de Juan. La obra que tiene bastidores móviles para jugar con las combinaciones está firmada por por la mamá de Paula, la artista Maite Mazzinghi; ‘Camouflage’, por Eugenio Mazzinghi, otro de sus hermanos. (Daniel Karp/)
El estar y el comedor se comunicaban por una doble puerta de vidrio repartido. Eliminar ese tabique sumó luz y espacialidad, pero la abertura no se fue muy lejos: terminó en manos de otro vecino del edificio.
Una cocina más grande e integrada
La barra es de cedro natural con banquetas de hierro y guayubira (Sacha Muebles). (Daniel Karp/)
Paula siguió muy de cerca la reforma del corazón de la casa. Aquí se conservó el piso, pero los cerámicos originales no alcanzaban para la nueva cocina. La solución fue el aporte de un vecino precavido y solidario. (Daniel Karp/)
La dependencia y la vieja cocina, pequeña y aislada, son ahora la nueva cocina: amplia, con una gran ventana y la barra que la integra al flamante espacio de living-comedor.
En la cocina s e hizo el amoblamiento a medida con mesadas de granito, artefacto Country Forza (Morelli) y azulejos blancos. (Daniel Karp/)
Paula y Juan tienen vista al edificio Otto Wulff, que todos los días se detienen a admirar. (Daniel Karp/)
Qué se hizo
Modificaciones hechas en el depto.
Despejado y vintage
Mesas de luz americanas con lámparas vintage Hongo (todo del Mercado de Pulgas de Dorrego). Almohadones de tussor lisos, estampados en serigrafía y bordados (Brote). (Daniel Karp/)
ANTES: todavía estaba la puerta que comunicaba el baño con el dormitorio. DESPUÉS: la nueva cómoda mantiene el estilo vintage (Mercado de Pulgas de Dorrego). (Daniel Karp/)
ANTES: piso de cerámicos y un lavatorio moderno. DESPUÉS: El piso se reemplazó por uno de venecitas y se buscaron piezas vintage para el lavatorio, el botiquín y las lámparas. (Daniel Karp/)
Las únicas intervenciones que se hicieron en el baño fueron para revertir reformas anteriores que no se adecuaban a la estética de los 40. También se eliminó una segunda puerta que daba al dormitorio principal.