Historias de película: Intriga internacional, la obra maestra que resume el genio de Alfred Hitchcock

Historias de película: Intriga internacional, la obra maestra que resume el genio de Alfred Hitchcock

Todo comenzó con un fracaso. El reconocido guionista Ernest Lehman nunca le pudo encontrar la vuelta a la primera sugerencia que le hizo Alfred Hitchcock. Cada vez que trataba de adaptar una popular novela de ese tiempo, The Wreck of the Mary Deare, se encontraba frente a un bloqueo creativo. Hasta que Hitchcock, que había comenzado a trabajar con él por una sugerencia que le hizo el músico Bernard Herrmann, cambió de idea y le propuso trabajar alrededor de una vieja obsesión suya.

Lo que giraba en la cabeza de Hitchcock era la idea de un espía inexistente que en tiempos de la Guerra Fría funcionaba nada más que como un señuelo de la CIA para engañar a los servicios de inteligencia del bloque antagónico. Esa figura queda envuelta en una serie de peripecias (que incluyen la muerte violenta de un diplomático estadounidense en la mismísima sede de las Naciones Unidas, en Nueva York) hasta que la acción se traslada al monte Rushmore, el lugar del famoso e imponente monumento con los rostros de cuatro presidentes de Estados Unidos (Washington, Jefferson, Lincoln y Theodore Roosevelt) tallados en piedra. Y en el momento culminante vemos a alguien colgado de la nariz de una de esas colosales figuras.

Cary Grant, Eva Marie Saint y James Mason, los protagonistas de Intriga internacional, uno de los grandes clásicos de Alfred Hitchcock

Cary Grant, Eva Marie Saint y James Mason, los protagonistas de Intriga internacional, uno de los grandes clásicos de Alfred Hitchcock

Hitchcock ya tenía en la cabeza hasta el título de esa película “mucho antes de que la primera palabra del guion se hubiese escrito”, según sus propias palabras. Se iba a llamar originalmente The Man in Lincoln’s Nose (El hombre en la nariz de Lincoln). Al menos siete años dedicó Hitchcock a imaginar el proyecto y conversarlo con distintos guionistas, productores y colaboradores cercanos, según evoca uno de los biógrafos del director, Patrick McGilligan. Hasta estaba definido desde el vamos el nombre del personaje protagónico. Se llamaba Roger Thornhill y en el primer borrador era un viajante de comercio convertido en espía a la fuerza.

Entusiasmado por el nuevo desafío, Lehman acercó todo lo que Hitchcock necesitaba para que la idea se convirtiese en realidad. Le propuso al director que Thornhill, que sería interpretado a la perfección por Cary Grant, fuese el exitoso ejecutivo de una de las agencias publicitarias de Madison Avenue en tiempos previos a los de Mad Men. Lehman había formado parte de ese mundo antes de convertirse en un guionista cinematográfico destacado. La vieja idea de Hitchcock comenzó de a poco a adquirir sus contornos definitivos. En junio de 1958 se puso en marcha la producción de la película y el rodaje de Intriga internacional (North by Northwest) comenzó a fines de agosto.

Grant, elegante y seductor, vive un extraño romance con la típica rubia fatal del cine de Hitchcock, encarnada por Eva Marie Saint

Grant, elegante y seductor, vive un extraño romance con la típica rubia fatal del cine de Hitchcock, encarnada por Eva Marie Saint

Hitchcock filmó esta película después de Vértigo y antes de Psicosis, dos obras maestras indiscutidas. Con el tiempo Intriga internacional alcanzaría la misma dimensión (junto a un enorme éxito de taquilla y de crítica) por más que su concepto y su trama ofrezcan elementos mucho más ligeros y en apariencia intrascendentes si los comparamos con los dilemas morales, la profunda complejidad de sus planteos, la “concentrada significación y la organización extraordinariamente compacta” (en palabras del agudo crítico inglés Robin Wood) de esas otras dos magistrales películas.

Pero un divertimento como Intriga internacional, siguiendo también a Wood, también puede tener “profundidad, sutileza, finura” y encarnar “valores morales maduros”. Tal vez haya surgido en la mente creativa de Hitchcock como una experiencia parecida a la de un muy disfrutable momento de descanso. “Les prometo nada más que entretenimiento. Unas vacaciones que los van a alejar de todos sus problemas, como lo fueron para mí”, dice el director en el divertido tráiler que preparó, produjo y protagonizó con su inefable y distintivo sentido del humor.

Esas “vacaciones” también pueden verse como un extraordinario resumen del genio de Hitchcock y también de sus obsesiones. Aquí no falta ninguno de sus temas favoritos: la “precariedad de todo orden” impuesto por el hombre (de nuevo Wood), el “suspenso” como representación ideal del lenguaje cinematográfico, la mujer rubia como desconcertante objeto de deseo, el humor más elegante en medio de las situaciones de mayor tensión.

A esto hay que sumarle el dominio absoluto de todos los elementos constitutivos del cine: cómo se diseña una escena, qué tiempo requiere para que resulte adecuada y funcional al resto de la historia, qué elementos visuales, escenográficos, musicales y de montaje se necesitan, dónde colocar la cámara. No hay nada más clásico que una película de Hitchcock, y al mismo tiempo no hay nada más innovador y hasta experimental que algunos grandes momentos de sus mejores películas. Por encima de todo, como dice François Truffaut en el prólogo de su imprescindible libro El cine según Hitchcock, aparece “el arte de conducirnos de una emoción a otra a gusto de su propia sensibilidad”. En manos de Hitchcock, el cine se convierte en un arte superior.

Uno de esos momentos inolvidables, únicos, definitivos, aparece en Intriga internacional. Es la escena del avión fumigador que persigue en medio de un campo abierto y en un día completamente diáfano al completamente desprotegido Thornhill con la idea de matarlo. Hitchcock y Truffaut coinciden en reconocer que se trata de una idea que jamás podría nacer de un guionista. Responde pura y exclusivamente a la inspiración de un director.

Así se lo cuenta Hitchcock a su colega francés: “Quise reaccionar contra un viejo clisé: el hombre que se ha presentado en un lugar en que probablemente va a ser asesinado. Ahora bien. ¿qué es lo que se hace habitualmente? Una noche “oscura” en una pequeña plazoleta de la ciudad. La víctima espera, de pie en el círculo luminoso de un farol. El pavimento está mojado por una lluvia reciente. Un primer plano de un gato negro que corre de manera furtiva a lo largo de una pared. Un plano de una ventana y el rostro de alguien que, a hurtadillas, aparta los visillos sin mirar afuera. La lenta aproximación de un coche negro, etc… Yo me hice la siguiente pregunta: ¿qué sería lo contrario de esta escena? ¡Una llanura desierta, a pleno sol, ni música, ni gato negro, ni rostro misterioso tras las ventanas!”

Truffaut y Hitchcock, en Hitchcock/Truffaut

Truffaut y Hitchcock desmenuzaron en el libro que escribieron a cuatro manos, los secretos del cine (BAFICI/)

Tan desconcertante puede resultar todo que el propio Hitchcock recuerda en esa conversación la perplejidad de Cary Grant cuando le tocó filmar la escena. “Un día me vino a ver y me dijo: “creo que es un guion espantoso, pues hemos rodado el primer tercio del film, ocurre toda clase de cosas y no comprendo en absoluto de qué se trata”. Sin darse cuenta ¡lo decía utilizando una frase del diálogo!”. En el momento más hitchcockiano de la película vemos correr a Grant, perseguido por el avión, mientras la cámara registra el gesto angustiado del actor hasta que logra refugiarse de la ráfaga de disparos tras una pausa de suspenso interminable.

A Hitchcock nunca le interesó saber o mostrar quién manejaba el avión o qué tipo de armas usaba. Tenía en mente otra cosa: mostrar de lejos el movimiento en el aire de un avión fumigador en el mismo momento en que el protagonista arriba a un campo de maíz sin saber muy bien con qué (o con quién) se iba a encontrar. Tampoco lo ve, como sí lo hacemos nosotros. Thornhill (Grant) llega a ese lugar después de ser víctima de un gigantesco equívoco. Este ejecutivo mundano y despreocupado es confundido con un agente secreto de la CIA por los hombres de Vandamm (James Mason), un experto en obras de arte que detrás de sus modales distinguidos y sus operaciones de “importación y exportación” se dedica a traficar información confidencial de alto valor estratégico con la superpotencia enemiga. Todo se complica todavía más cuando un diplomático cae muerto en brazos de Thornhill con un cuchillo en la espalda, en un salón de la sede de las Naciones Unidas que está lleno de gente.

Desde allí, Thornhill ingresa en un espiral en el que se mezclan la huida y la persecución. Tiene que escapar de la policía y al mismo tiempo desenmascarar a Vandamm para poner fin a todos los equívocos. En medio de ese recorrido aparece el otro personaje clave, Eve Kendall, la rubia enigmática, misteriosa y seductora encarnada por Eva Marie Saint, una aparición sorprendente para quienes venían siguiendo los detalles de la preproducción y sabían que otras actrices de poderoso atractivo podían acceder a ese papel.

Los ejecutivos de la Metro-Goldwyn-Mayer, estudio que trabajaba por primera vez con Hitchcock, trataron en vano de imponerle a Cyd Charisse, y el propio director llegó a evaluar a Elizabeth Taylor como principal figura femenina. Hasta llegó a sondear a Grace Kelly, por entonces ya convertida en la princesa de Mónaco y alejada por esa condición de todo lo que tenía que ver con Hollywood. Finalmente, Hitchcock se decidió por la bella protagonista de Nido de ratas. “Me tomé mucho trabajo con Eva Marie Saint, transformándola y haciéndola aparecer elegante y sofisticada. Controlé hasta el último pelo de su cabeza”, confesaría más tarde.

Hitchcock no pudo filmar dentro del edificio de las Naciones Unidas. Había una prohibición expresa al respecto. Pero se las ingenió para registrar con una cámara muy bien disimulada un plano de Cary Grant ingresando al lugar. Todo lo que se ve en la película es el resultado de una cuidadosa reconstrucción realizada en los estudios MGM a partir de imágenes que un fotógrafo tomó junto a Hitchcock durante las tradicionales recorridas guiadas por la sede del organismo. Participaron de ella como dos visitantes más.

Lo mismo ocurrió con las secuencias finales que transcurren en el monte Rushmore, cuando Thornhill y Kendall tratan de escapar de los hombres de Vandamm a través del escarpado perfil de las figuras de los presidentes esculpidas sobre la montaña. La vieja obsesión de Hitchcock se hacía realidad y su cabeza funcionaba a toda velocidad. Hasta llegó a pensar en un gran momento humorístico en medio del clímax. “Cuando Cary Grant está en el monte Rushmore, yo quería que se refugiara en las fosas nasales de Lincoln y que allí se pusiera a estornudar violentamente. Habría sido divertido, ¿no?”, llegó a bromear.

La huida de los protagonistas en medio de las gigantescas estatuas talladas en piedra del monte Rushmore

La huida de los protagonistas en medio de las gigantescas estatuas talladas en piedra del monte Rushmore

El diseñador de producción Robert Boyle desarrolló en los estudios MGM una serie de extraordinarias maquetas que le permitieron a Hitchcock crear magistralmente esa ilusión. Boyle y los otros responsables de la dirección de arte de la película (William A. Horning, Merrill Pye, Henry Grace y Frank McKelvy) obtuvieron por ese trabajo una de las tres nominaciones al Oscar de la película. Las otras fueron para Lehman por su guion y para George Tomasini, el responsable de la edición.

Ninguna recibió el premio, pero el éxito de público que tuvo Intriga internacional fue amplio e inmediato. Hitchcock se anotó aquí otro triunfo, porque había asegurado por contrato el control artístico absoluto de esta producción y de esa manera evitó que los ejecutivos de la MGM le impusieran el corte de una secuencia completa, un encuentro entre Thornhill y Kendall en medio de un bosque que resulta ser decisivo para la comprensión total del relato. El estudio temía que la duración total de la película (136 minutos) resultara excesiva para su recorrido comercial. Se equivocó en el cálculo e Intriga internacional se transformaría con el tiempo en aquello que Truffaut vaticinó en su libro: “Se podría decir que es el resumen de toda la obra norteamericana de Hitchcock”. También, en este caso desde la mirada de Peter Bogdanovich, es el equivalente americano de la otra gran película sobre fugitivos de la filmografía de Hitchcock, Los 39 escalones.

Hitchcock quedó muy satisfecho con los resultados de Intriga internacional, película a la que siempre definió como “una fantasía”. Lo único que no pudo incluir es una de esas escenas que solo se le podían ocurrir a él. Una de las paradas intermedias del largo viaje que lleva al personaje de Cary Grant desde Nueva York hasta el Monte Rushmore, en Dakota del Sur, iba a ser Detroit. Hitchcock imaginaba allí a hombres conversando de manera trivial sobre coches mientras recorrían toda la cadena de montaje de una de las grandes fábricas automotrices de esa ciudad. “Quería mostrar cómo el vehículo terminado aparece al final de la línea y el momento en que los hombres abren la puerta y miran hacia el interior. En ese momento, vemos que un cadáver rueda desde el auto y cae junto a ellos”, remata el director.

Nadie volvió a hablar de The Wreck of the Mary Deare, el frustrado proyecto que quedó finalmente en otras manos y se estrenó en la Argentina con el título de Barco sin puerto, protagonizada por Gary Cooper y Charlton Heston. En el caso de Hitchcock y su nuevo guionista estrella, Ernest Lehman, aquel primer fracaso se convirtió en un gigantesco éxito.

Intriga internacional está disponible en HBO Max y Qubit TV.

Otro momento del increíble escape imaginado por Hitchcock a través de la geografía del monte Rushmore

Otro momento del increíble escape imaginado por Hitchcock a través de la geografía del monte Rushmore

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